Recibo multitud de consultas y me encuentro en mi día a día a muchas personas que se sienten muy frustradas por la sensación de no tener tiempo para todo o mucho peor para nada que les motive.
Estas personas tiene en común que se encuentran en una espiral diaria que no les deja pensar en que quieren conseguir al final de la jornada o cómo lo quieren conseguir, sino que la rutina les llevan a vivir de imprevisto en imprevisto generando el sentimiento de bajo rendimiento y sufriendo problemas de saludo como el estrés o la temida ansiedad.
A la pregunta de ¿qué te pasa? solo me responden «no sé, pero mi mundo es un caos.»
«No sé» es el principio de mi trabajo
Cuando conocemos los síntomas de una mala gestión del tiempo tenemos el 50% de la batalla ganada porque aprendemos a identificar y a poner solución a nuestra fuga de tiempo con herramientas específicas a nuestras necesidades.
Estas fugas de tiempo se sienten cuando vives pendiente del reloj, tienes sobrecarga de trabajo y la sensación de no llegar a todo.
Carecer de listas de tareas nos hace vivir en una carrera contrarreloj, muy peligrosa, donde no tenemos claro nuestras prioridades y mucho menos como invertir el tiempo de manera productiva equilibrando nuestras tareas urgentes ( aquellas que si o si tengo que hacer) con las tareas importantes ( aquellas que nos llevan a nuestros objetivos, a crecer o mejorar nuestros resultados).
Por lo tanto cuando sellamos esas fugas debemos pasar al siguiente nivel, repartir el tiempo entre las cinco áreas básicas para conseguir un día perfecto
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Las 5 áreas que equilibran tu día
- Trabajo
- Relaciones (familia y/o amigos)
- Finanzas
- Deporte
- Tiempo para ti
Poder estructura el tiempo o tus 1.440 minutos diarios de manera que todas tus áreas queden cubiertas, ya sea con un café con tu amig@ , un rato de lectura, un paseo a paso rápido y todos los objetivos marcados ese día en tu planificación queden tachados ( el poder de tachar es mi preferido) es nuestro objetivo a conseguir, porque debemos buscar el éxito de la gestión en nuestras tareas rutinarias, esas ordinarias del día y no en extraordinarias que solo realizas de forma esporádica, para que cuando te metas en la cama y analices
¿Qué he hecho hoy? te sientas satisfecho contigo mismo, crezca tu motivación y aumente tu autoestima.